El Alma del angel

- Lo intentare - dije al tiempo que me ponia manos a la obra. Localizar a tanta gente en poco tiempo era complicado, pero, por suerte, estabamos rodeados de naturaleza, mi elemento.
Empece por Chloe, y no fue muy dificil encontrarla por la rabia y preocupacion que guardaba dentro de si.
- Chloe sigue en el mismo sitio donde la he localizado antes junto con Sikial, lo que quiere decir...que Riku sigue vivo, de lo contrario no estaria tan tranquilla alli parada.
Vi la cara de alegria de Ice, pero tambien de ansiedad por saber la ubicacion de los dos que faltaban.
- ¡Lo tengo! Esta al oeste, en direccion contraria, pero...esta inmovil y tranquilo, no entiendo por que no...Un momento, no joder, le esta tendiendo una trampa a Keith. Quiere que vaya tras el y esta cayendo como un principiante. Tenemos que hacer algo. ¡Sigueme Ice!

Eso hice. La preocupación que ya no sentía por un lado, acababa de llegar por otro, y esta vez era mucho peor. No había tiempo. Corríamos cuanto podíamos, y cuando quise darme cuenta, mis pies se movían solos, y prácticamente volaban entre las ramas. Ni siquiera supe cuanto tiempo llevaba volando a aquella vertiginosa velocidad. Miré a Artemis, que sonrió.
Saqué mi espada, a modo de preparación, aquella tan poderosa y especial para mí, que había pertenecido a la persona a la que deseaba destruir.

- El viento es uno de mis elementos favoritos - dije al tiempo que veia sacar la espada a Ice - Atento ya estamos llegando.
Salimos a un claro...aunque de claro no tenia nada. En el centro estaban luchando Sikial y Keith, pero habia algo que no encajaba: rodeandoles habia un circulo de sombras impenetrables.
- Keith parece bastante cansado, pero no tiene sentido. Para un mago de armas legendarias esta caminata no debe de ser nada, a menos que... - mire el circulos de sombras y fue entonces cuando perceibi un rio de magia que salia de Keith y se dirigia a ellas.
- Ahora lo entiendo. Estan creadas con Darkness, y poco a poco le estan robando las energias a Keith y cediendiselas a Sikial. Si de verdad queremos ayudarle, hay que deshacerse de ellas...

- Deshacerse de ellas...- No supe porqué, pero sonreí. Aquella sonrisa, en aquel momento, podría haber significado locura o histeria. Pero solo era ansia. Salté del árbol, al igual que Artemis, y ambos nos abalanzamos sobre las centenares de sobras que les rodeaban. Era imposible encontrarnos entre aquella negrura de figuras, que mi espada cortaba. Intentaban alcanzar a tocarme, aunque si no sabía los efectos de su contacto, si llegaba a suponer que no suponían nada bueno. Interponía mi espada a sus extremidades, que eran como el humo, aunque me alcanzaron en una ocasión. Mientras duró el contacto, no sentí nada. Solo negrura, que ocupaba por milésimas de segundo más espacio y me causaba más dolor. Entonces, de nuevo como por arte de magia, algo cambió. Mi espada fluya en el aire rápida, formando parte del mismo. Como el agua que resbala por un océano. Al mismo tiempo, cortaba los cuerpos casi inmateriales como el aire mas afilado y preciso, haciendo que las humosas sombras fueran despedidas en un fuego incandescente, que se perdía a lo lejos en el aire. Un fuego violáceo que provenía de mi espada, cuando ésta impactaba contra ellos. Entonces, esta vez si a causa de la suerte, encontré de cara a Artemis.
- Gracias- Dije mientras seguía impidiendo que algunas sombras me alcanzaran. No, no me refería a los elementos que grácias a él surgían de mi espada- Por todo.

Escuché cómo se abría una puerta y unos pasos se dirigían hacia la habitación. Supuse que era el dueño de la posada. Lo último que quería era que éste se enterara de qué estaba pasando. Seguramente montaría una escena antes de ayudar. No, cuando llegara solo encontraría sangre de Riku.

Nos transporté hasta la planta baja de la torre, donde estaba la enfermería. A esas horas era normal que no hubiera nadie.
Dejé a Riku encima de una de las camas. Después, me detuve a pensar un minuto.
Decidí quitarle la camisa para ver las heridas, y me arrepentí nada más hacerlo.
-Dios...-No parecían haber alcanzado ningún órgano vital, pero no podía estar segura. Lo que si sabía era que estaba mal. Tenía varios cortes bastante grandes, aunque no muy profundos. Me fijé mejor en ellos y descubrí que los rodeaba una sombra oscura. Había sido Darkness.
Sikial también le había atacado con su magia, puesto que observé heridas más graves que sólo podían causarlas hechizos muy poderosos.

Me senté en la cama, a su lado, y me dispuse a curarle. Había pasado tiempo desde que no lo hacía. Noté cómo ahora me resultaba más fácil. Aun así, estaba cansada, y no sabía si aguantaría hasta sanar todas las heridas.
Me concentré todo lo que pude, pero no fui capaz de cerrar los cortes provocados por la espada oscura.
-Joder..
Lo intenté de nuevo, agotando las pocas energías que me quedaban, sin éxito. Sabía que si no desaparecían acabarían por matarlo, y no estaba dispuesta a permitirlo.

-¿Qué haces?- Me había sobresaltado, pero era una voz familiar que llegaba desde la puerta.

Sikial:La espada había respondido bien a mi. Al principio el contacto fue demasiado brusco ya que era un instruso pero mi magia ayudó a que Darkness se adaptase por completo.
Quitarle la espada al chico había sido demasiado fácil. Además le iba consumiendo energías poco a poco, ya que era humano y no podía defenderse contra su poder. Si no había muerto ya poco le faltaría.
Tras enfrentarme al cobarde de Keith y dejarle con menos energías me fui, silencioso como una sombra, dejando a aquellos imbéciles atrás.
El único cabo suelto que me quedaba era la chica, la que llevaba...a Brightness. Era demasiado poderosa, aquello me había puesto de un humor de perros.
Cuando llegué Alma estaba entrenando al aire libre,con una espada de entrenamiento. Yo me sentía muy cansado y me bajé en busca de un poco de paz.

-¿Pero... Qué esta pasando aquí?
Nada mas entrar, vi a Chloe, sentada, con las manos llenas de sangre. Pero lo que vi despues fue aún mas sobresaltante... Riku. Estaba en una camilla de piedra, tumbado e inconsciente. Y lo peor de todo, desangrándose por momentos.
-Dejamelo a mi.
Cogi un par de vendas y se las puse presionando en las heridas.
-Así la hemorragia se detendrá, y aguantará hasta que venga algún sanitario. ¿Qué ha pasado?
Chloe me lo explico todo.
-Así que era eso lo que queria Sikial... ¿Puedes llevarme?

-Bueno...

Aparecimos en un claro, en el que sólo estaban Artemis, Ice y Keith, que se nos quedaron mirando interrogantes. Los tres parecían cansados, y no había ni rastro de Sikial.

-Yo vuelvo a la torre.

Desaparecí de allí, dejando a Gawa, y me encontré con Elyon antes de volver a la enfermería. Me acompañó y examinó las heridas provocadas por Darkness.

-Inténtalo con Brightness. Fue forjada para acabar con el poder de la oscura, ¿no?

-Sí...- Ignoraba cómo sabía todo eso, pero lo que decía tenía sentido.

Con una mano sujeté la espada con fuerza. Notaba cómo me transmitía energía, diferente a mi magia. Con la otra mano comencé a curar los cortes, que se iban cerrando. En unos minutos sólo quedaban líneas oscuras.

-No te preocupes, despertará en unos días.
Por cierto, no salgas de la torre. Es demasiado peligroso, y no me gustaría perder una alumna.

-Adios...
-Como es fácil de suponer. Por como ha quedado Riku, y dado que no veo ningun cadaver, Sikial ha huido con la espada...
Todos asintieron. Pero sin mediar ni una palabra, parecian cansados.
-Me voy a por ellos. Voy a por Alma y Sikial.

- Estas loco!!
A lo lejos, se oyó un escueto < Lo sé > Mierda... Mierda, mierda, mierda!
- ¡Tenemos que seguirle, joder!- Condenado loco... Estábamos reventados. No teníamos tiempo para cuidar de él.
- No serviría de nada. Lo sabes bien. No nos escuchará...- Keith se mantuvo dubitativo.
- ¿Que hacemos?- Pregunté.
- Buscar a alguien a quien si escuche. Vamos, rápido!

Salí de la enfermería, en dirección a mi cuarto. Pero al pasar por la puerta escuché voces y pasos acercándose. Supuse que serían los cuatro que había dejado en el claro, que se habían cansado de esperar.
Seguí subiendo escalones, pero en cuanto me vieron me llamaron.
Volví abajo y noté que faltaba Gawa. No pude evitar sentirme inquieta.

Me contaron atropelladamente lo que había pasado. No pude creer lo que oía. Aunque tenía sentido. ¿Para qué iba a querer que lo llevara donde había estado Sikial, si no?
-Dios...-Empecé a preocuparme. Si Keith no había sido capaz de vencer a Sikial, Gawa tampoco iba a hacerlo. Mucho menos teniendo en cuenta que Alma también estaría allí. Era inmortal, sí, pero sabían como matarlo.
Los tres estaban convencidos de que a mí me escucharía. Yo no lo tenía tan claro.

Me transporté al lugar donde lo había llevado hacía un rato. No había nadie.
Corrí en la dirección que me indicaron los otros antes de salir, y no tardé en encontrarlo.

-¿No crees que por esta noche ya hay suficiente gente herida?

Bajé tras Sikial. Quería saber que había pasado, no soportaba quedarme aparte.
-Oye, ¿por qué no me cuentas que has hecho hoy?, que ha pasado con Riku y las espadas...
Se giró y me miró fijamente.
-He conseguido la espada oscura y me he deshecho de Riku, ahora solo me falta encargarme de ella...
-¿A quien te refieres? ¿sabes su nombre?
-Sí, se llama Chloe y por desgracia es muy poderosa...lo peor de todo es que tiene a Brightness
Sentí que me cegaba la rabia y apreté los puños.
-Esa perra...

- Y ahora... ¿que haremos?
No obtuve respuesta. Miré a mi alrededor, y vi como todos dormían ya, en la sala común donde nos habíamos sentado. Me encogí de hombros.

-Es posible. Pero si les dejamos tiempo, aprenderán a sacarle partido a la espada... Y créeme, entonces será mucho mas dificil. Solo quiero quitarles la espada.
Sabia de sobra que no tenia nada que hacer contra los dos... Pero también sabia que seria peor no hacer nada.

-Pero Sikial ya sabe sacarle partido a la espada. La habrá estado buscando años y estudiando todo sobre ella. Si les dejamos tiempo, los dos mejorarán, vale, pero nosotros también. Tenemos mucho más que hacer que ellos. Yo ni siquiera sé utilizar el poder de esto.-dije señalando la espada.- No vas a conseguir quitarle a Darkness, por mucho que lo intentes. Y tampoco voy a dejar que lo hagas.

-Tienes razón... Pero aún así, no soporto que salgan ganando. Esperaré, pero sabes que tendremos que acabar viniendo.
No sé como, pero consiguio hacerme entrar en razón. Fue como si tuviese claro que no lo haria. En el fondo tenia razon, ella acababa de obtener la espada y a penas sabia manejarla. No podria arriesgarme.

Me levanté, una mañana más, antes que nadie. Fui a lavarme la cara, y cuando salí cogí a Escarcha. Aquella espada que durante todo aquel tiempo me había ayudado a soportar el día a día en la torre. Los magos tenían por costumbre poner nombre a las espadas que eran verdaderamente especiales para ellos, y ésta lo era para mí... Habían pasado seis meses desde la última vez que me había encontrado con mi padre, desde que él terminara yéndose, llevándose a Darkness consigo. Después de aquél día, muchas cosas cambiaron para mí en la torre. Comenzando por la confianza de Keith. Si, es cierto, aquél día había desobedecido a mi maestro, pero la cosa no había acabado tan mal después de todo, y dudaba mucho que pudiera decir lo mismo ahora de no haber aparecido con Artemis en el momento adecuado.
Bajé las escaleras al trote, hasta llegar a la sala de armas. Aún no había nadie...

Durante seis meses seguí entrenándome a fondo en las artes oscuras con Sikial. No había día que nos quedásemos parados. Me enseñó salas nuevas y junto con ello, retos difíciles. Cada vez estaba más familiarizada con esta magia. La mía en si se estaba volviendo oscura. Sikial no se separaba de Darkness, a veces pensaba que se llevaría a la espada a la cama antes que a mi. Él me trataba con amabilidad aunque era demasiado seco.A veces se pasaba de duro,pero solo quería que me superase día a día y cada vez estaba más convencida de que era tan buena como mi maestro, aunque era decir demasiado.No me dejaba nunca tocar su nuevo juguete,decía que todavía no tenía un buen nivel como para poder apropiarme de ella.Lo único que me había asegurado es que me dejaría usarla en su momento, -a saber cuando. Se pasaba horas mirándola, o se iba sin decir nada con ella envainada. Cuando la sacaba,soltaba un brillo tan oscuro como siete infiernos.
Uno de los días volvió de cazar perdices, fuera llovía y estaba empapado. Cuando las dejó en la mesa se habían ennegrecido y sus ojos estaban cerrados en un gesto de dolor.
-Vaya,la espada es eficaz
-No sabes cuánto
Después calentó sus ropas cerca de la leña mientras yo desplumaba las perdices.Se volvió hacia mi con gesto pensativo.
-¿Recuerdas lo que te conté de Brightness?
-Claro,tampoco olvido quien la tiene...esa hija de puta
-Sí, pues resulta que esa a la que llamas hija de puta es una rival peligrosa, además tiene a todo el consejo con ella.
-¿Desde cuando el consejo es un peligro? además, si me estoy dejando la piel aquí es por ella y todos ellos.
-Lo sé, de eso quería hablarte. Resulta que no puedo hacerme con esa espada,ni tú tampoco, Es poderosamente opuesta a Darkness, y si la cogiese, me quemaría. Por eso vamos a buscar un aliado fuerte, que posea la magia pura y sea capaz de entrar en el consejo y hacer migas con Chloe y después le robe la espada, esa niña no puede andar a sus anchas con esa espada,es demasiado peligroso.
-Entiendo.entonces ¿donde vamos a buscar a alguién asi? se supone que el consejo entrena a todos los fuertes.
-No a todos.

"Chloe..."-era Elyon, pero no podía verlo. Tardé bastante en darme cuenta de que su llamada no sonaba en mis oídos. Sino en mi mente.

-¿Pero qué...?-En ese instante apareció delante mía, con una sonrisa.

-Eso no es nada. Sólo era una demostración de que podemos comunicarnos mentalmente, si nos esforzamos, claro. De ahora en adelante trabajaremos en eso. Y en identificar las distintas ondas mentales de cada persona.

-Pero....¿es posible localizar a alguien solo por sus pensamientos?

-Por supuesto. Pero no es tan fácil, y no funciona con todo el mundo. Para sintonizar las señales mentales de una persona se necesitan emisiones parecidas a las de un radar por ambas partes.-Levantó ambas manos y mantuvo los dedos índices separados unos treinta centímetros.-Digamos que este soy yo.-Sacudió el dedo índice derecho-. Y este es Lein, por ejemplo.- Movió el izquierdo.-Hace muchos años, aprendimos a identificar nuestras respectivas ondas mentales. Ahora, si quiero encontrar a Lein, emito una serie de ondas.-Dobló el dedo derecho arriba y abajo-. Cuando estas señales se conectan con él, una parte de su cerebro devuelve las señales de forma automática, sin ser consciente de ello.

-¿Quiere decir que podría encontrarlo aunque él no quisiera ser encontrado?

Elyon asintió.
-Por esa razón, la mayoría de la gente se niega a mostrar las ondas que le identifican. Solo deberías compartirlas con alguien en quien confíes de verdad. Hay menos de diez personas en el mundo que puedan localizarme o a las que yo pueda localizar de esa manera.-Esbozó una pequeña sonrisa-. Practica, pero ten mucho cuidado con esto. Aunque, después de más de seis meses, creo que sobra decirlo.

Sikial sonrió, algo que llevaba tiempo sin hacer.
-Ya tengo una aliada.Acaba de llegar a Azux.Será mejor que vayamos antes de que su magia se mezcle con toda la que posee este mundo.
Según había oido, cuando un mago se iba de Azux, y después retornaba a su lugar de orígen, otros magos podían notar que volvía a estar allí porque el ambiente se sobrecargaba con un poco más de energía y durante las primeras horas podías seguir el rastro. También se puede saber quien es porque cada magia tiene una carcteristica diferente, como las personas.
Un rato después y en medio de la noche, llegamos a una posada bastante alejada del consejo. Sikial me dijo que esperase y eso es lo que hice, de mala gana. Llevaba el rostro cubierto por una capucha negra, al igual que mi maestro, para que nadie me reconociese.
A la media hora salía acompañado por una chica que tendría unos veinte años. Tenía el pelo rubio y le caía como una cascada de ondulaciones por la espalda. Iba vestida con ropa terráquea, aquello me hizo fruncir el ceño. Sus ojos eran de un azul acuoso. Era bastante guapa, eso tampoco me gustó, y mucho menos la confianza con la que hablaban.
-Alma, te presento a nuestra aliada, Aqua, es una conocida mía.
Aq.-Encantada, no te preocupes, no os voy a decepcionar.
Al.-Pues eso espero, y encantada, si...
-Aqua era muy joven cuando la encontré.Quería dar clases conmigo, pero los del consejo se dieron cuenta y fueron a por ella. Al final tuvo que huir a la Tierra y ha estado exiliada cuatro años. Me estaba contando que se unió a una organización...
AQ.-Sí, ellos me encontraron a mí, pero conocía a uno de ellos y me dejó unirme, cazabamos a los magos que se exiliaban. Pero he vuelto porque se volvieron contra mi, es una historia muy larga.
-Bueno, pues como su magia además de poderosa es pura, nos será perfecta para robar la espada. Naturalmente cuando la tengas va a ser tuya, pero tendrás que estar de nuestra parte, sino tendremos que matarte.
-Por supuesto Sikial, no me gusta el consejo, no dejaron entrar a mi madre porque se equivocó en una prueba y eso que tenía potencial. Son unos estirados.
Al.-Vaya, pues ya tenemos algo en común.
Volvimos mientras planeábamos como infiltrarla en el consejo.

Subí a mi cuarto, pero antes de llegar vi a Riku.
Seguramente iba a entrenar. Desde que Sikial le quitó a Darkness, y tras pasar la prueba, estaba en la Sede y entrenaba con Keith todos los días. Se estaba esforzando muchísimo y como resultado era uno de sus mejores y mas experimentados alumnos. En definitiva, compensaba con creces la falta de magia.

Abrí la puerta de mi habitación, pero me lo pensé mejor y seguí subiendo escaleras hasta las almenas.

- Bueno, ¿te parece si entrenamos un poco? - dije sonriendo.
- Por mi encantada de pegarte una paliza - dijo Minka mientras reia.

Durante estos seis meses habiamos estado entrenando todos los dias en la Sala Vital.
Habiamos descubierto nuestros puntos debiles y gracias a ellos habiamos aprendido a complementarnos.
Por un lado, a mi se me daba muy bien controlar la magia elemental, incluso en aquel desierto inhospito. Pero en lo que se referia fisicamente, era un cateto.
Por el contrario, Minka era muy habil corporalmente y daba unos saltos que te dejaban con la boca abierta. Pero a diferencia de mi, seguia teniendo grandes carencias en lo que a entrenar en condiciones extremas se refiere.
Teniendo en cuenta todo esto, ella me habia ayudado enormemente a perfilar mi cuerpo de forma que estuviera alerta a posibles ataques sorpresa, y asi reaccionar rapidamente. Y a cambio, yo le habia ayudado a mantener un dominio completo de la magia en las condiciones de esta aula.

Se acerco velozmente a mi con la ayuda del viento y me lanzo una patada directamente a la cara, la cual detuve reforzando mi brazo con tierra.
Estuvimos media hora intercambiando golpes y ataques magicos, hasta que finalmente los dos creamos una vendaval luchando por vencer el del otro.
Pero finalmente mis fuerzas fallaron y sali disparado a la zona de descanso.
Cuando consegui levantarme, le sonrei y respondi a su mirada de superioridad:
- No te acostumbres.

Me levanté, mirando al reloj. La semana se había sucedido con rapidez, y a penas me había dado cuenta de que los entrenamientos se sucedían. Artemis y yo habíamos pensado ir a algún lado, y Riku y Chloe tambien vendrían con Gawa. Iríamos al lago, pues no nos hubieran permitido salir en cualquier otra dirección que no fuera la opuesta al bosque donde se encontraba Sikial y al menos personalmente, necesitaba salir a cualquier parte a despejarme.

En cuanto llegamos al lago nos relajamos como no habiamos sido capaces de hacer en meses.
Ice y yo nos cambiamos para quedarnos en bañador, sin esperar a que los demas hicieran lo propio.
Cuando menos se lo esperaban Ice cogio por la espalda a Riku, y yo a Chloe.
Haciendo fuerza para que no escaparan y corriendo todo lo que fuimos capaces, los lanzamos al agua sin piedad.
Mientras caian se oia el grito de sorpresa, y despues el que delataba que el agua estaba congelada.