El Alma del angel

Con dificultad me presenté.
-Soy simplemente un alma que no encuentra su...cuerpo y que no sabe cual es su lugar en el mundo...
Noté como empezaba a impacientarse.
-Preferiría respuestas más cortas y concisas, y ya que no sabes ni quien eres, tendrás un nombre al menos
-Sí, claro que lo tengo, de hecho ya se lo he dicho antes, mi nombre es Alma
Pude apreciar lo poco que le gustaba al desconocido quedar por debajo y sonreí durante unos segundos hasta que me volvió a hablar con brusquedad.
-Anda, levantate que el suelo no debe ser muy cómodo
-La verdad es que no, pero me habría levantado antes de no ser por usted...¿Sikial?
-jajaja vaya, veo que tienes sentido del humor...y parece que no estas tan perdida, si conoces mi nombre es porque sí sabes lo que quieres.
-Tal vez...
No le había visto la cara, la llevaba cubierta por una gran capucha, llevaba puesto una especie de velo negro que impedia distinguir como era, había dado por hecho que sería un viejo, ya que mi padre lo había "conocido" y por entonces tenía alumnos, de los que nunca se volvía a saber.
Mientras, Sikial me revisaba de arriba abajo y estuvo largo rato sin decir nada.
-mmm, interesante...La fuerza que emanas es muy grande, es energía instalada en ti o magia en este caso. Además veo que no eres precisamente una simple mortal...tienes todas las cualidades para ser mi alumna, la pregunta es...¿Qué opinión tienes sobre la magia en general?

-Por lo pronto podemos empezar a ir hacia allí. De que lleguemos veremos qué hacer.

Caminamos hasta bien entrada la tarde, y al llegar a la Sede nos quedamos un poco sorprendidos. La torre era mucho más grande y más alta de lo que habíamos previsto, claro que nunca nos acercamos tanto. Se encontraba justo en el centro de la gran ciudad, y se podía notar el poder que emanaba de ella.

-Recordad. Solo teneis que entrar si veis que algo sale mal. Pero mal, mal.

- ¿Y se te ha ocurrido pensar como nos avisareis?

-No. Pero doy por hecho que os enterareis. No lo dudo.

Al llegar a la puerta, la abrimos con suavidad. No había nadie, tan solo una gran escalera de caracol. Empezamos a subirla en silencio. Piso tras piso, parecía no acabar nunca. Cada dos pisos, a veces tres se podía ver una ventana en la pared. La altura cada ver era mas vertiginosa, por lo que íbamos con cierto cuidado. Poco a poco se empezaron a oír voces, mas parecidas a susurros que a una conversación normal. Al poco, vimos una gran puerta chapada. Habíamos llegado.

-Vamos a tener que apañárnoslas solos. No creo que tarden tanto en matarnos como estos en subir...
Nos dirigimos una ultima mirada antes de entrar...

Mi opinión sobre la magia...si me ponía a soltarle mi verdadera opinión sobre el tema podría pasarme el día entero, asi que opté a resumirlo con la sangre bien fría.
-Detesto la magía, al menos de la manera que la usan el consejo y toda su prole. Y tengo muchas razones para odiarla pero prefiero ahorrarme explicaciones. Y bueno, he recurrido a usted porque he oido hablar mucho de sus clases de magia, mi padre me contaba muchas cosas...
-¿Tú padre?, me vas a tener que hablar más a fondo de él para saber de que me conocía.
-ya, pero no se si le conocería en persona...
-¿Hablas en pasado porque está muerto no?
-Sí...bloqueé mi mente por si podía leerla con su "magia", no me apetecía que me conociese de más.
-MMM, despues de lo que me has dicho...se nota que sientes lo que dices.
-Lo siento y necesito cargarme a todo ese consejo y magos que esten de su parte, pero antes necesito aprovechar la magia que he descubierto que poseo y usarla contra ellos, y entrenarme.
-Pues entonces has encontrado a la persona adecuada para entrenarte.

La puerta se abrió antes de que llegáramos a tocarla.
Entramos en una sala muy iluminada, ya que tenía unas cristaleras enormes por las que se veía toda la ciudad. En ella se encontraban varios magos, todos vestidos con túnicas negras y de edades muy diferentes. Estaban repartidos en grupos por toda la habitación, hablando. Nii siquiera se giraron para mirarnos, parecían no habernos visto, y eso que estábamos pasando por su lado.
Para lo que teníamos que decirles necesitábamos algo de atención, y por lo visto, ellos estaban dispuestos a seguir ignorándonos.
Nos paseamos por toda la habitación sin que ninguno nos preguntara siquiera qué estábamos haciendo allí, como si fuera lo más normal del mundo y estuvieran acostumbrados.

Cansada de ser invisible, lancé un hechizo directo a la pared que tenían enfrente, rompiendo todas las ventanas que había y llenando toda la sala de trozos de cristal. Quizá me pasé un poco, porque retumbó toda la torre, pero al instante casi todos se giraron para mirarnos.

-Por fin.

-Supongo que no sabreis a lo que venimos. Os pretenden asesinar a todos. En una sola noche. Y si no teneis cuidado, os mataran...
Sí, efectivamente. No sonaba muy convincente, pero bueno...
-Debeis de tener cuidado con... De repente no podía respirar, me estaba asfixiando. A pesar de no hacerme técnicamente nada, la sensación era muy desagradable. Caí al suelo. De repente vi a un miembro del consejo salir volando hacia la pared.

No creían nada de lo que había dicho, aunque solo uno de los que estaban atrás se decidió a hacer lo que todos estarían pensando: acabar con esto para seguir a lo suyo.
Había optado por atacar primero a Gawa, aunque no había sido una decisión muy acertada. Con un poco de esfuerzo disolví su hechizo, y el choque de las dos energías lo lanzó contra la pared más cercana. Era probablemente el más joven de todos los que estaban allí, no tendría más años que nosotros, pero aun así era poderoso. Si él lo era, como serían los que llevaran más tiempo...:S
Ayudé a levantarse a Gawa y continué lo que había empezado:

-Debéis tener cuidado con Alma. No la subestméis, es inmortal y maga, y planea atacar la Sede para acabar con todos vosotros. Podéis creernos o no hacerlo, nosotros os hemos advertido, ahora es vuestro problema.

?- Bravo... Y... ¿Qué sabe hacer tu amigo?
Uno de los que estaban detrás de nosotros desenvaino una espada y lanzo una estocada de aviso hacia mi brazo. La esquive con facilidad y desenfundé la mía.
-¿Estas seguro de querer hacer esto? Lo digo por ti eh.
??- Veamos...
Era bastante rápido, una estocada tras otra. Consiguió desarmarme al mismo tiempo que yo lancé una ráfaga de ondas, primero hacia su espada y después contra el. Se quedo algo atónito y aproveche para recuperar mi espada. El hizo lo mismo cuando volvió a ver con claridad. Lanzo dos estocadas seguidas y aproveche un descuido para, con una finta, desarmarlo. Tras eso, puse el filo de mi espada en su cuello.
-¿Así te vale? Dicen que el que avisa no es traidor...
??- Increíble....
?-Sí, verdaderamente increíble. No me lo esperaba.

-Tened cuidado.
En cuanto entraron en la torre nos pegamos a la torre y formule un hechizo de invisibilidad para que no nos pudieran localizar ni con magia siquiera.
Era obvio que no estarian en muy buena situacion, pero por el momento no parecia que tuvieran graves problemas. De todas forma no habia sentido fluctuar mucho la magia de Chloe...aquello era buena señal.

Acto seguido el misterioso Sikial hizo aparecer una gran abertura en la ladera de la montaña. Donde antes parecía no haber nada, ahora había un pasadizo que daba paso a unas escaleras que bajaban y se perdían en la oscuridad.
No muy convencida iba a dirigirme a ellas pero Sikial me paró antes de dar un paso más.
-Se me ha olvidado decirte que por aquí hay muchas trampas mágicas.
Probó a lanzar una hoja a esa zona y esta de desintegró.
-Podrías haber acabado así, como tantos otros incautos que decidieron pasar a pesar de mis advertencias, pero a ti ni siquiera te había advertido.
-Pero yo soy inmortal, ya te lo he dicho antes. ¿Por qué has evitado que pasase?
-Porque verás, esa magia es muy poderosa, tanto que cualquier inmortal que no haya creado esas trampas, perdería su inmortalidad, que al fin y al cabo es energía retenida que los mortales van perdiendo. Vamos, que te dejaría sin energías.
.Ya...entiendo.
-Mira, si te he salvado es porque quiero que seas mi alumna, y te necesito en buena forma, vamos, sígueme.
Antes de decir que le siguiese formuló un hechizo y volvió a tirar una hoja, esta vez no se desintegró.
-Vamos, no te quedes ahi parada, no me interesa que pierdas tu inmortalidad.
Entonces comenzamos a bajar por aquellas escaleras que parecían no tener fín, Sikial encendió todas antorchas con un solo chasquido.

Observé como los magos que estaba allí, incluyendo el que acababa de luchar contra Gawa, cambiaban su actitud respecto a nosotros. Todos callaron y nos miraron de otra manera, con curiosidad. Como si nos vieran por primera vez e intentaran descubrir quiénes éramos, y de donde habíamos salido.
Pasados unos minutos, tres de los que parecían mayores se decidieron a hablar. Susurraron algo entre ellos y alzaron la vista hacia nosotros.

-Seguidnos.-dijo uno, y se dirigieron a la puerta por la que habíamos entrado, dejando a los demás atrás.

Salimos al pasillo por el que subimos, y en el que no habíamos visto ninguna puerta. Me estaba empezando a preguntar donde nos llevarían cuando llegamos a la primera ventana.
Pronunciaron unas palabras y, gracias al hechizo, apareció una puerta. La atravesamos y llegamos a un corredor enorme, con puertas a cada lado, todas iguales. Caminamos hasta llegar a otra puerta, al final, totalmente blanca, en la que se detuvieron.

-Adelante.

Salí de la sala, intentando ocultar mi asombro y mantener el tipo. Había sido sorprendente, aunque al fin había pasado. Me topé con el mago que me había llevado hasta allí y otros dos tipos. Quise advertirles de lo que se encontrarían al otro lado, aunque entonces el mago me lanzó una mirada con sus ojos bicolor.

- En seguida estoy contigo Ice…- Comprendí entonces. Debían pasar por aquello, y de no ser capaces de hacerlo, no les hubieran llevado hasta allí. Yo lo había superado, al fin y al cabo… Aunque no repetiría la experiencia.

- La historia de esta torre se remonta muchos años atrás, cuando el consejo fue fundado por nuestros antepasados. Muchos de los que estaban allí ya murieron, de hecho, solo quedan 3 de los fundadores... El paso de los años y las guerras entre reinos han hecho mermar bastante nuestro numero. Ahora solo quedamos unos pocos, que nos hemos ido juntando tras muchos años, batallas y experiencias y entre nosotros compartimos conocimientos y habilidades para poder resistir a casi cualquier ataque. Sin embargo, enseñar a nuevos rostros es difícil, y más teniendo en cuenta el bajo nivel de hoy en día. No obstante, nos habéis impresionado, tanto por vuestras noticias como por vuestras habilidades... Y sobre todo por vuestra entrada no esperada irrumpiendo en la habitación. Por cierto, no tenéis que preocuparos por lo de las ventanas, lo más seguro es que ya estén arregladas. Como supongo que pensáis, no estáis en esta habitación solo por salir de la sala principal, en esta habitación es en la que se decidirá, mediante diferentes pruebas, cual será vuestro entrenamiento en las artes mágicas. Espero que sepáis comprender que, durante el proceso de selección tendréis que estar separados, porque sino me equivoco, vuestras tácticas no son completamente iguales...
- Efectivamente. Solo hay un problema, no venimos solos. Tenemos tres amigos en la puerta que...
- Tranquilo, ya se han encargado de ellos. Están en una habitación de aquí al lado, en cuanto terminéis las pruebas podréis ir a verlos.
- Gracias. ¿En que consistirán las pruebas?
- Creo que las haréis mejor sin saber en que consisten... ¿Empezamos?

Esperé en la sala, que permanecía totalmente en calma. Todo había acabado ya, y el cansancio acumulado, que había sido ocultado bajo otras prioridades, no tardó en acudir a mi cuerpo. Mientras me sentaba en un bordillo, pensé una vez más en que hacer, ahora que las cosas eran diferentes…

Tenía dieciséis años, edad en la que se considera que los magos que lo desean pueden salir del castillo para vivir sus propias aventuras, y me planteé si verdaderamente valía la pena demorar más aquello que tanto ansiaba. Miré al bosque, que se ocultaba tras el ventanal, aquel lugar lleno de misterios.

-Sí.

El mago abrió un poco la puerta, de manera que no podía ver qué había en el interior. Él no iba a entrar y pude oír el ruido de esta al cerrarse detrás mía. Parecía una sala normal, todo era blanco y no había ninguna ventana. La sala estaba vacía, no había nada ni nadie.

Empezaba a preguntarme qué clase de prueba podría hacer allí cuando todo empezó a transformarse, las paredes fueron desapareciendo para dar paso a árboles y rocas. Al cabo de unos segundos no quedaba nada de la antigua habitación, tan solo estaba rodeada de un denso bosque oscuro.
Cuando mis ojos se acostumbraron a la falta de luz caminé unos metros hacia el árbol más cercano, pero todo era igual.

A los pocos minutos de andar sin rumbo advertí que algo se movía, me volví y descubrí una figura que me resultaba familiar. A medida que avanzaba pude comprobar que se trataba Gawayn, y que iba desenvainando su espada.

-¿Qué...-antes de que me diera tiempo a preguntarle qué estaba haciendo allí tuve que apartarme para evitar el filo de su espada. Cada vez se acercaba más y yo estaba más segura de que iba a atacarme.
No podía estar más confusa... no entendía nada de lo que estaba pasando..:S

Al rato, Dace entró por la puerta, con una sonrisa, y me retiré de la ventana. No a tiempo, no obstante, de forma que pudo averiguar en que había estado pensando todo aquel tiempo. No hizo comentario alguno, sin embargo. Decidió ignorarlo, cosa que yo agradecí, y pasamos a hablar de algo más importante.
- Dime que he pasado la prueba...- Él sonrió, y se sentó a mi lado- Sabes que no puedo... aunque si puedo decirte que te he estado observando, y no me has decepcionado en absoluto. De hecho, has superado mis expectativas, que no eran pocas...
- Pero... ¿?
- Pero recuerda que nunca juegas solo, Ice. Por bien que lo hagas, siempre alguien podrá hacerlo mejor que tú.
Permanecí en silencio. Dudaba de que tuviera razón, o al menos de que la tuviera al cien por cien.
- Hayas pasado o no... - Levantó su dedo índice, como si acabara de recordar algo- hay algo que quiero darte. Se levantó, e hizo aparecer ante nosotros una gran vaina de espada. La señaló, invitándome a que la cogiera. Lo hice. Pesaba mucho menos de lo que debería, y el mango era fresco, sin llegar a ser frío. En él, una pequeña joya emanaba energía, muy levemente.
- De donde ha salido esta..? Nunca había visto ninguna igual.
- Ahora es tuya- Dijo, eludiendo mi pregunta, cosa que no se me pasó por alto, como no. Sonreí, sin embargo, muy agradecido. Mi primera espada... estaba seguro de que no era común. No era como el resto.
- Deberías pasarte por el piso de arriba, tenemos nuevos huéspedes... Tres de ellos estan en la sala, aunque los otros dos... tenían potencial. El suficiente como para hacerles la prueba de acceso dentro de tu mismo grupo. si quieres pasarte a mirar... es con ellos con los que se te comparará.

Estabamos esperando que alguien viniera para explicarnos que es lo que estaba pasando alli, y donde estaban Gawa y Chloe, cuando senti que una energia magica potente se acercaba cada vez mas a nosotros. Mire hacia la puerta y unos instantes despues esta se abrio para dejar paso a un chico.
Seria mas o menos de mi edad, tenia la piel palida y se le marcaban unas profundas ojeras, aunque dudaba que fueran de no descansar bien. Llevaba puesta una gabardina negra y larga con el cuello alto y andaba mirandome fijamente a los ojos. Y aquel fue el detalle que mas me llamo la atencion, tenia los ojos de un color azul refulgente, y un brillo de inteligencia le iluminaba la mirada.
Se detuvo delante mia y los dos sostuvimos la mirada. No iba a ser yo el que diera el primer paso, me gustaba observar a los demas y actuar conforme a lo que viera en ellos. De todas formas no baje la guardia...no sabiamos a lo que venia...

Levanté la mano, saludando a los que se encontraban en la habitación. Me senté cerca suyo, y recliné la espada, guardada en su vaina, sobre la esquina en la pared. Uno de ellos, mago, me sostenía la mirada. Eran unos ojos peculiares, violetas, muy intensos, que inspiraban confianza a pesar de permanecer alerta. Tenía un cabello castaño, y aproximadamente, debería tener mi edad. Su magia... era ta peculiar como sus ojos. Se notaba que era apenas un aprendiz, que desde hacía solo unos meses practicaba su magia, aunque sin embargo... era realmente extraño, no encontraba palabras para aquello. Su aura, aún y ser inexperta, era poderosa. Como si por más hechizos que lanzara, ésta jamás fuera a agotarse.
- Me llamo Ice... soy un mago, vivo aquí- No había dejado de mirarle a los ojos. De donde demonios habría salido este tipo?
- Como te... como os llamais vosotros?- Estaba anonadado.

Se notaba que tenia experiencia con la magia, aun teniendo en cuenta su juventud...Y desde luego su aura no era menospreciable. Era poderoso, podia sentirlo...
Aquellos ojos...guardaban muchos secretos, pero lo mas impresionante, es que te inducian a conocerlos.
Parecia que estuvieramos hipnotizados, tratando de descifrar los secretos y puntos debiles del otro.
- Yo soy Artemis, y ellos son Castalia y Skank -dije- nos han dicho que esperaramos aqui, que nuestros amigos estaban...ocupados -cargue esa ultima palabra con una doble intencion, con una leve amenaza.
Me quede observando aquella facciones impenetrables, intentando vislumbrar lo que pensaba, aunque aquello se le daria mejor a Chloe, lo suyo era lo psiquico, y aunque a mi tambien se me daba bien, tenia que reconocer que ella era insuperable en eso...de momento.
En cuanto a este chico, la verdad es que hacia honor a su nombre...Ice...parecia frio como el hielo en aquel instante.
- Y, ¿bien?, ¿nos vas a explicar que es lo que pasa aqui?

- Muy bien... comencemos por lo que sé. Vuestros amigos están bien, en estos momentos realizan una prueba para probar hasta que punto llega su magia... y por supuesto, cual es el tipo de que mas se adapta a ellos, para orientarles de cara a su futuro entrenamiento. ¿Pero que hay de vosotros? Me refiero a cómo habéis llegado hasta aquí, porqué, y esas cosas... -sonreí. Eramos las dos caras de una misma moneda.

Yo desde la experiencia y él desde la fuerza impugnable que habitaba en él. Como un fuego vivo e inagotable y un helado bloque de hielo, ardiente también a su manera. Como una llama violácea y un mar helado, de un azul pálido.

Me sente enfrente de el sin apartar la mirada. Es cierto que parecia buen chico y era simpatico, pero las apariencias engañan.
- Bueno digamos que lo nuestro es una historia muy larga. Resumiendo, sabemos que Alma va a atacar la Sede, y es muy poderosa, asi que para evitar el desastre vinimos a avisarles. Chloe y Gawa entraron para comunicaroslo, y nosotros tres nos quedamos fuera como...precaucion
- Pero me interesa mas tu historia. ¿Que es esa prueba?, y ¿de que entrenamineto hablas?
Me parecio ver como se avivaba la llama de la inteligencia en aquellos frios y brillantes ojos...

- Veras... hasta que cumplimos los dieciséis años, los magos nos instruimos en la magia más básica y elemental. Pero cuando alcanzamos esa edad, como es mi caso y el de tus amigos, muy probablemente el tuyo también, realizamos una dura prueba, que varia según la persona que la realiza. En la prueba se decide nuestro nivel, y como ya he dicho, también el tipo de magia en el que se nos aconseja especializarnos en adelante, en nuestro entrenamiento. La magia es demasiado grande y tiene demasiadas variantes, y es por eso por lo que cada uno nos especializamos en una rama concreta. Viene a ser como un árbol, cuyas ramas provienen todas del mismo tronco.

Alma... Inquietante nombre. Tan inquietante como su supuesto ataque. A quien estaría refiriéndose Artemis?

- Imagino que estarás interesado en hacer tambien las pruebas... ¿no?

- La verdad es que siemrpe soñe con la magia, mucho antes de saber que era real. Y cuando Archet, mi maestro, me enseño lo poco que se, debo confesar que me emocione bastante. Ademas si me estas diciendo que esos dos se van a quedar como aprendices, no veo por que no. No quiero que se les suban los humos a la cabeza por aprender un poquito mas de magia.
- Y, ¿en que consiste esa prueba? -dije mientras le miraba fija e intensamente, dandole a entender que no me iba a echar atras.

La bajada era eterna, estaba aburrida y deseando que acabase en algun punto.
Entre tanto peldaño y humedad al fin tocamos superficie lisa.
Sin mediar palabra Sikial abrió dos portones macizos. Dudé en si entrar o no, tal vez tuviese más trampas de aquellas y no me quería arriesgar, no soy una descerebrada.
-Vamos, muévete, aquí no hay peligro alguno.
Le seguí, aunque sin ganas, me trataba como a una inexperta y eso me ponía nerviosa. Esto no iba a quedar así, pensaba darlo todo.
Lo que vi me dejó boqueabierta, aquella guarida no solo era pequeña, sino que estaba vacía, no había ni alumnos, ni nada relacionado con magia negra.
-¿Pero esto que es?! ¿Me estas tomando el pelo? Yo no he bajado todas esas escaleras con un desconocido para encontrarme con esto
-Alma, paciencia, esto solo es una parte, eres demasiado arrogante...eso me gusta (sonrisa)

-Bueno, pues ya puedes ir enseñándome lo que escondes, yo no me ando con rodeos.
A continuación una puerta más pequeña se abrió dando paso a una gran sala iluminada por cientos de candelabros dispuestos de tal manera que formaban un extraño simbolo, un circulo con la letra "D". Seguía sin haber alumnos pero todo estaba lleno de pequeños cuartos que escondían secretos.
-Bien Alma, pues es aquí donde te voy a entrenar, por ahora eres mi única alumna. Es muy difcil encontrar alumnos poseedores de tal Don que tengan tu fuerza y perspectiva con respecto a él. Esa ambición es lo que yo busco.
-Pues espero que esto sirva de algo...ya que lo tengo, debo usarlo con cabeza y sobre todo, quiero ser la mejor,¿entiendes?
-No te defraudaré,la magia utilizada a la inversa es muy poderosa. Y ahora te voy a enseñar tu cuarto.
Le seguí sin dejar de mirarlo, aun no le había visto la cara y eso era algo que me intrigaba.

Abrí los ojos. No recordaba que había pasado salvo que ambos habíamos dicho que si a la prueba. Hasta ahí bien, sin embargo, ahora estaba en una inmensa llanura algo despejada. Era de noche y no se veía muy bien. Oí ruidos y desenfundé mi espada. A lo lejos vi una pequeña llama. Al momento vi más, como de pequeñas antorchas. Una flecha pasó por mi lado y me cubri lo mas rapido que pude detras de un arbol de los alrededores. Esperé a que viniesen. Eran unos 20. Bandidos normales y corrientes. Venian sin orden ni estrategia. Todos en tropel, asi que uno a uno fui deshaciéndome de ellos. No me resulto difícil salvo por tener que estar cubriendome todo el rato las espaldas debido a que estaba solo. Cuando solo quedaban dos de ellos, una segunda flecha atravesó mi hombro izquierdo. Seguí luchando hasta que no quedó ninguno. Me quite la flecha como si nada. Segui adelante y vi una silueta recortando el horizonte. Parecia de mujer. A medida que me fui acercando pude comprobar que se trataba de Chloe. Pero paso algo raro, empecé a marearme, posiblemente debido a la perdida de sangre, pero... No tenia sentido. Y lo que vi entonces aún menos...

-Chloe... ¿Qué estas haciendo?
Una flecha de escarcha me paso rozando.
-Soy yo, Gawayn.
Nuevamente, lanzo una onda parecida a la que Alma lanzó en la parte trasera del establo. Me mareé más aún.
-Espera...
Salí corriendo hacia ella esquivando sus múltiples ataques hasta tenerla a alcancé y esta vez fui yo quien le lanzo una onda directa al pecho. A continuación puse el filo de mi espada sobre su cuello.
-Creo que se acabó.
Justo en ese instante Chloe desapareció. Me pareció ver a alguien a lo lejos, pero ya no me quedaban fuerzas y caí rendido en el suelo sin poder moverme.