Evolución

Salí del salón, dejando a los tres atrás, y me dirigí a los aposentos de mis padres. Por el camino me encontré con un par de guardias un poco desorientados. Eran nuevos y el castillo era demasiado grande, a pesar de que estaba muy bien organizado, todos tardaban bastante en ubicarse y desplazarse por allí con facilidad. Los aposentos de los reyes se encontraban en el ala norte, mientras que los míos y de mi hermano estaban en el ala este. El Gran Salón, del que acababa de salir se situaba en el centro del castillo y era donde se recibían visitas. La parte oeste se dedicaba a salas de entrenamiento de esgrima o magia, y al sur se localizaban habitaciones para todos los que trabajaban en el castillo, cocina y demás.
Después de un pequeño "paseo" llegue a la puerta del cuarto de mis padres. Se notaba que estaba en el área correcta porque todo empezaba a ser cada vez mas lujoso y a estar mejor decorado conforme te ibas adentrando en el ala norte. De haber sido una extraña me habría quedado impresionada, pero después de dieciséis años había pocas cosas que me impresionaran de ese castillo, aunque estaba segura de que tenia que existir alguna sala o pasillo secreto que no hubiera explorado a fondo.
-Princesa.-me saludo el guardia, inclinando la cabeza.
-Hola, Edric.-conteste.-¿Sabes si esta aquí mi madre o si esta ocupada?
-Si, su Majestad se encuentra en sus aposentos y no ha recibido a nadie en todo el día, por lo que puedes pasar.-dijo abriendo la puerta.
-Vale, gracias.
Entre rápidamente y allí encontré a mi madre. Levanto la vista del libro que estaba leyendo y se mostró algo sorprendida cuando le dije que James estaba en el castillo, desde luego no lo esperaba. Me dijo que le comunicara que podía encontrarse con ella aquella misma tarde, quería hacerle varias preguntas. Dicho esto la volví a dejar a solas con el libro y me dirigí de vuelta al gran salón, donde suponía que seguían Keray, James y su guardián.

Las palabras de Zael me golpearon con la fuerza de un mazo, y asimilarlas fue más difícil aún que creerlas. ¿Guerra? ¿De que estaba hablando? Los tres reinos de los hombres habían pactado hacía ya mucho el fin de guerras, y no había motivo alguno por el que romper aquel pacto. ¿Entre quien? Eran demasiadas preguntas a responder, y la falta de respuestas hacía mucho más difícil de creer en las palabras de mi protector. Nadie dijo nada, permanecimos en silencio, un buen rato. Hasta que la princesa entró por la puerta, explicándonos lo muy sorprendida que estaba la reina de tenernos allí, la audiencia que nos había preparado para aquella misma tarde, todo en un humor que no acompañaba al nuestro, que seguíamos en silencio, y al menos yo, oyendo sin escuchar.

- Gracias princesa - dije con una reverencia.
>James, sabes perfectamente que todos estamos sometidos a la voluntad divina. Si hemos permanecido en paz todos estos años es porque los dioses asi lo han querido. En el consejo de Raikyon estamos todos de acuerdo...todo incida que se avecina la guerra<
- Aunque de todas formas no consigue entender que podria provocar la ruptura de los Acuerdos...siempre y cuando la guerra sea entre nosotros.

Suspiré. ¿Guerra? ¿Cuando? ¿Donde? ¿Como? ¿Por que? ¿Entre quienes? Habia demasiadas preguntas en mi cabeza, necesitaba respuestas, y conocía el lugar idoneo donde podria encontrarlas, y probablemnte ellos tambien tenían esas preguntas.

-Partiremos mañana al amanecer, creo conocer un sitio donde nos podrían ubicar un poco sobre las preguntas que rodean el hecho de la guerra, si os parece bien, claro, ir a una academia de guerreros expetos.

Me quede mirándolos un rato, acababan de descubrir lo que yo ya sabia, o mejor dicho, lo que ya me habían contado.
Desde que nací, mis padres habían estado investigando sobre la marca que inexplicablemente yo poseía en la parte inferior de la espalda, ambos eran magos mas o menos expertos, pero no sabían por donde empezar. Buscaron durante bastante tiempo hasta que, poco antes de rendirse, dieron con un libro antiquísimo que resolvió casi todas sus dudas.
Ese manuscrito, mejor dicho, se encontraba en la propia biblioteca del castillo, muy bien escondido, y cuando yo cumplí los doce años fue mi regalo de cumpleaños. Recordaba perfectamente el momento en el que, a solas en mi habitación, lo abrí con curiosidad, sin saber que esperar. Se trataban de hojas y mas hojas escritas a mano, con muchos dibujos adornando las paginas, los hojee sin mucho interés hasta que vi uno que me sonaba. Me quede mirando el fénix idéntico al de mi marca casi media hora, antes de reaccionar y leer lo que ponía. Tal y como ellos habían descubierto, en resumen la marca correspondía a "un héroe muy poderoso que tendría un papel decisivo en una guerra próxima..." El libro también contenía dibujos de otras marcas y mucha mas información que se me había olvidado por completo.
Tanto mis padres como yo nos habíamos extrañado por eso de una "guerra próxima", ya que no había ningún indicio de guerra. Para no crear revuelo ni siquiera se los contamos a los magos de la Torre Roja: guardamos el secreto, que no salio del castillo, y durante los meses siguientes los reyes se mantuvieron alerta, pero nada ocurrió. Decidieron no darle mas importancia, pero yo sabia que desde entonces se preocupaban mas que de costumbre.

Salí de mis ensoñaciones y mire la hora, ellos tenían una audiencia con la reina en muy poco tiempo y no convenía entretenerles. Ademas, tenia que pensar si confiar en ellos y prestarles el libro o simplemente dejar que investigaran solos.

Caminamos por el entresijo de pasillos que constituía el castillo, sin tener ni idea de la distribución de este. Solo Alisha, quien nos guiaba, sabía dónde nos dirigíamos, aunque Zael y yo no tardamos en saberlo. Era una gran sala, y cuando entramos, encontramos a la reina, sentada en un gran trono imponente, con dos mas pequeños a ambos lados, que en aquel momento permanecían vacíos. Nos situamos delante, justo a los pies, y al mismo tiempo, incliné mi espalda a modo de reverencia junto a mi guardia protector.
- Alteza- Dije solamente, en aquella posición, sin saber que mas decir.

No vi necesario acompañarlos, pues Alisha no necesitaba protección dentro del castillo, asi que me dirigí a los jardines, para dar un paseo y despejarme. Comencé a pensar con todo lo relacionado con la guerra, la pricnesa lo sabía, y no me había comentado absolutamente, nada a pesar de ser su guardian, a pesar de haberme dicho que yo era su amigo. Se suponía que los amigos se lo contaban todo... no, definitivamente no era mi amiga, yo solo era su estupido guardian que la seguía a todas partes y la protegia a cmabio de no enterarme de nada, de no saber nada de ella, ni de lo que aborda su existencia. Era injusto, muy, muy injusto. Yo tenía derecho a saber, quería saber, para poder afrontarlo con astucia, inteligencia y conocimiento, en el fondo me resignaba a solo obedecer ordenes quería saber el porque me las daban, el porque debía obedecerlas. No era lo que me habían enseñado en la academia, pero ya no era un crio, necesitaba saber el proque de las cosas. Paseé de un lado a otro del castillo, pensando, iba a preguntarle el proque de todo.

- ¿Cómo esta tu padre?- Preguntó de pronto, como si quisiera llegar a algún punto de forma rápida y sin preámbulos.
- Bien, mi reina. Las cosas en el Reino del Invierno no van mal, a pesar de que el invierno esté tan cerca. El rey goza de salud, gracias a los dioses, y cuenta con el apoyo y el cariño del pueblo.
- Me alegro, James. Sabes que el sur es siempre un hogar para ti y tu familia, aunque debo decir que estoy consternada. ¿Que os ha traído por aquí a los dos solos?
- Él es mi nuevo guardián, señora- Comencé, preparándome para lo mas difícil. Le enseñé la mano, acercándome, y la marca que había en ella. Cuando apartó su mirada de ésta, su rostro parecía extrañado. Aunque no estuve seguro. Le conté todo cuanto sabía, como me había hecho la marca, los días que había pasado inconsciente, y acto seguido, la decisión que había tomado Zael para obtener información sobre esta. Y más tarde, las conclusiones a las que había llegado. No supe que decía su rostro. ¿Escondía algo? ¿Estaba impresionado? ¿Asustado, incluso? Por unos segundos, dejó de ser una perfecta réplica del de la princesa, su hija, y se transformó en un cúmulo de cosas que leer en él.

Seguí dando vueltas por el castillo, con una idea que no me salía de la cabeza. Lo sabía, ella era obvio que lo sabía todo, por eso no se había sorprendido, ni asustado, se lo había tomado con una gran indiferencia. Yo era su guardian... su amigo, se suponía. Vale que ella no sabía nada de mi vida, pero cuando iba a contarselo voy y descubro que me guarda secretos. Ahora encima debía protegerla de una guerra de la que, probablemnte, no saldría con vida. No lo soportaba. ¿Que debía hacer? Necesitaba consejo, necesitaba volver a la academia, en busca de respuestas. ¿Ellos lo sabrían? ¿Tendrían idea de que una guerra se avecinaba? Suspiré. Me dirigí al lugar dnde estaban todos reunidos y me quede alli, pensando.

Aquella mujer rezumaba magia. Debia ser, o por lo menos haber sido, una maga poderosa en el pasado. Por su parte tambien vi su reconocimiento de la magia que habitaba en mi.
Sin embargo ahora pasaban por su cara un sin fin de emociones: daba la sensacion de que sabia bastante mas de lo que decia, y que se debatia entre confiar en nosotros o desconfiar de un reino que habia sido enemigo del suyo durante siglos.
- Majestad - dije con una reverencia - soy consciente de que en usted reside un gran poder, y yo como guardian solo he venido para buscar respuestas acerca de esta marca y poder proteger al principe James. Asi que, si sabe algo acerca de ella, puede confiar en nosotros...le doy mi palabra de mago.
Mantuvo un rato su mirada fija en mis ojos, y cuando por fin parecia que iba a responder, Alisha entro sin previo aviso en la sala.

Detras de Alisha entro un soldado, ella se dió media vuelta y se fue. Era obvio que el soldado habia entrado detras de ella para esusarse. El soldado se disculpo y avanzó con prisa hacia la reina, le dijo algo al oido y se retiró. La reina suspiró.

-Debemos prosponer la reunion, tengo un pequeño asunto sin resolver, os dare audicion para la semana que viene.

La reina se disculpó y salió de la sala, dejandonos alli solos, al instante entró el guardian de la prinesa Alisha.

-¿Y la princesa?-Pregunté con veloidad al verlos alli solos mirandome.-Bueno, venid conmigo, tenemos que encontrar a la princesa, debemos partir cuanto antes, ya le he pedido permiso a la reina, vamos a ir a mi academia, creo que alli a lo mejor tiene consejo o respuestas.

Salimos de la sala y nos dirigimos a la habitaión de Alisha, donde ella se hallaba, entré y le conté la noticia de nuestra partida.

Estaba sentada en un sofá de mi habitación, con Nathan al lado. Siempre que tenia un rato libre, mi hermano pequeño se empeñaba en contarme alguna historia que seguramente le había sonsacado a algún guardia. La mayoría solían ser trozos de viejas leyendas, otras simples cuentos de niños y a veces (solo a veces) contaba alguna que yo no había escuchado nunca. Fuera lo que fuese, yo siempre le prestaba la mayor atención posible, o al menos me mostraba absorta en su historia, porque no quería que se enfadara. Un hermano pequeño enfadado es muy peligroso, mucho. Por ello, él siempre salia feliz y con unos aires de autosuficiencia, propios de alguien que cree saber infinidad de cosas que los demás ignoran. Pero aquel día no iba a salir sonriendo precisamente.
Cuando no había llegado ni a la mitad de la historia, Keray irrumpió en la habitación y me explico que teníamos que irnos ya. Salí con el para encontrarme con los demás, dejando a Nathan enfurruñado detrás de mi. Al mirarlo me sentí un poco culpable, pero solo un poco. Antes de salir del castillo ya se me había olvidado, y me centre en escuchar los planes que tenia mi protector.

-Bien, chicos, el plan es demasiado sencillo. Vamos a ir un día hacia el norte, y medio dia hacia el este, allí nos encontraremos con una cueva custodiada por un hombre de tres metros, vestido con una tunica negra con capucha. Dejadme hablar a mi, no refunfuñeis, y que no se oiga vuestra respiracion ¿Entendido?-Mientras decía todo esto comenzaba a cargar nuestras cosas en un gran carro guiado por cuatro caballos-Cuando entremos, me seguireis hasta las aulas, donde busare a mi antiguo instructor y a un par de ex-compañeros. Nos diran lo que saben y nos prepararan una audiencia con el diretor, nos daran cobijo hasta la cita, y entonces le preguntaremos todas nuestras dudas, y si es necesario, podemos pedir armamento para protejernos, una pequeña cuadrilla de guerreros que nos ayuden y libros para aumentar nuestra saibudria sobre la magia o cualquier otro conocimiento. En caso de guerra, la academia se pondra a nuestro servicio. Soy demasiaod importante para el director como para dejarme morir-Suspiré, iba a ser duro, debía confiar en ellos, sobre todo en Alisha, eramos amigos-Si quereis... en el camino puedo contaros el porque-Suspiré, jamas había relatado ni un solo trozo de mi historia

¿Eso era sencillo? Pues menos mal...
Encontré raro que Keray estuviera tan dispuesto a hablar, sobretodo porque parecía muy pagado de si mismo. Me pregunte por que de repente era él el jefe y por que teníamos todos que hacer lo que dijera, aunque poco después me di cuenta de que era por nuestro bien. Lo único que me pasaba era que no estaba acostumbrada a recibir ordenes de esa manera, y menos de un guardia.

Antes de emprender el camino hacia el norte fui a hablar con mis padres, que me dijeron lo que estaba esperando oír: en resumen, que tuviera mucho cuidado y no confiara en nadie antes de estar segura de que era fiable, incluyendo mis compañeros de viaje. Se les notaba muy preocupados, y sabia que ellos también se habían puesto a investigar sobre las marcas y la guerra de nuevo, aunque no lo dijeran.

Salí del castillo cuando todo estaba ya preparado y los tres chicos fuera, esperando. En realidad yo no sabia nada de ellos, ni ellos de mi. Quizás se preguntaran que hacia yo allí, porque ninguno sabia que yo también poseía una marca, pero me daba igual. Tampoco tenia pensado decírselo a no ser que fuera necesario, solo quería conseguir mas información.
Cuando nos pusimos en marcha apareció un silencio interrumpido solamente por los cascos de los caballos. Como una de las cosas que mas detestaba eran los silencios incómodos, me dispuse a romperlo.
-Bueno, Keray, cuéntanos.

Sonreí y suspiré, sabía que Alisha llevaba bastante tiempo deseando saber algo más de mí, de mi pasado. ¿Cómo comenzaba a contarlo? No quería aburrirles, así que solo contaría el principio. Como llegue a la academia. Me resultaba muy sencillo recordar, aunque iba a ser doloroso.

-Si lloro, no os preocupéis, y si luego estoy sombrío tampoco-Suspiré-Comenzaré por contar como era mi familia, la biologica, por supuesto. Yo me crié en una familia pobre, de hecho fui un error, yo no debí nacer jamas, y lo pagué caro. Mi madre bilogica era una chica de compañia y, mi padre, un infiel banquero que se enamoró de ella. Mi madre de él no, obvio, pero él lo dejo todo por ella, ahorrare detalles. Hoy, hace diecisiete años, yo nací, en una posada de mala muerte del reino de invierno. Mi madre se casó obligada, por mi nacimiento, con mi padre. Mi primer recuerdo es cruel, de cuando yo tenía 5 años. Me acuerdo que mi padre se había convertido en un borracho, aquella noche vino peor que nunca, yo estaba durmiendo placidamente en una chabola de los suburbios del reino, no era nuestra, era alquilada con el poco dinero que ganaba mi madre, con su... ‘‘Digno'' trabajo y yo mendigando. Bueno, como he dicho, mi padre vino más borracho que nunca, me desperté entre gritos y llantos de mi madre, baje a toda velocidad y vi como mi padre... cmo mi padre la violaba y pegaba, pues obvio que mi madre nunca quería ni besarlo. Cuando terminó, la ato a las tuberias del agua caliente y encendió el grifo lo mas caliente que pudo, mi madre comenzó a chillar de dolor, pues las tuberias ardian. Aunque resulte inreible, yo amaba a mi madre, lo daba todo por mi, en cambio, a aquel hombre lo odiaba. Agarre con rabia un trozo de vidiro roto de una botella y me avalancé sobre el, clavandoselo en el pecho, el con brusquedad me lanzó volando contra la ventana, que se rompió causando gran estruendo, y rajando ferozmente mi palida y rosada carne de niño inocente, allí, tirado en el suelo desangrándome oí como él le tiraba agua hirviendo a mi madre a la cara y al cuerpo, oyendo como mi madre moría quemada. Él cerró la puerta con estrepito y lanzo una cerilla al interior, tras abrir el gas, la casa estalló, yo sufrí quemaduras de segundo grado y caí inconsciente. No recuerdo nada mas hasta meses despues, solo que en sueños hice un voto de silencio hasta que me vengase.-Deje de narrar y tragué saliva, intentando deshacer el nudo de mi garganta y enjuagandome un par de lagrimas que caian desaliñadas por mis mejillas.- Desperte medio año despues, en un orfanato, sin saber como ni porque, los siguientes meses fueron duros, todos los dias me llevaba palizas del resto de chavales, pero me acuerdo del peor dia de todos. Era el dia de mi sexto cumpleaños, el director había preparado una pequeña fiesta para ello y me había regalado un libro, cabe decir que yo era el mas mimado de todos, al diretor le conmovia mi historia. Por envidia, me acuerdo que Spark, uno de los peores me pillo por banda por la noche, cuando iba a la cama. Spark era cinco años mayor, era alto y fuerte comparado conmigo, me golpeó y empujó contra la pared, pidiendome explicaciones de porque me tenían cariño, yo era ingenuo y no sabía a que se refería. Lo primero que hizo ante mi silencio fue golpearme varias vees con fiereza en las costillas, creo que me partió cuatro, yo era muy debil, luego con sus manos me disloco un hombre, me tiro al suelo y me golpeo la cabeza hasta que me hizo una brecha y sangre por la nariz, despues, con un bate me partió una pierna. Ahí fue cuando me cambiaron de orfanato, a él, lo llevaron a la carel. Creí que mi suerte cambiaría, pero todo fue a peor, no se como lo hizo, pero aquel capullo que antiguamente era nombrado por mis palabras como papa me encontro, recuerdo que lo que hizó fue quemar el recinto, murieron muchos niños, yo conseguí escapar, pero siemrpe me atrapaba, estuve a punto de morir un par de veces, y otra mas por inhibición, pero tuve suerte. El director de la academia me encontró y me adopto, todo me fue mejor, al menos tenía comida, pero yo seguía en mi voto de silencia, jamas he hablado con nadie en la academia, de hecho eso cambió hace muy poco... pero no os aburro mas-Sonreí, sombrío-No quiero daros lastima, esta todo superado... mas o menos-Volví a sonreír y todo volvió a quedarse en silencio. Ya había anochecido.

Me quede en silencio varios minutos, sin saber que decir. Todo era demasiado dramático. Me había imaginado que razones podría tener para ser tan cerrado con todos, pero nunca habría logrado ni acercarme a la historia real.
-¿Entonces...-ate cabos rápidamente- ya te has vengado? :S

Sonreí, no esperaba menos de ella, era muy atenta, sabía que se daría cuenta.

-Casi fue él el que me obligo, de hecho lo hice defendiendo mi mision... a vos, alisha-Sonreí de forma triste-Por si no lo recuerdas, empecé a hablarte hace cosa de ocho meses, el día despues de mi día libre. Me lo enontré en las calles, intentando atentar contra el castillo, lo atraje al bosque y me vengué, no dare detalles-Suspiré y volví a quedarme en silencio

Recordaba vagamente ese día, pero desconocía por completo el posible ataque al castillo. En realidad todo lo que había contado Keray era demasiada información nueva, y la historia de su infancia comenzaba a sobrepasarme. Hacia que me sintiera culpable por haber tenido todo tan fácil y aunque sabia que la culpa no era mía, eso no evitaba que me sintiera mal.
Se le veía bastante abatido, por lo que decidí no hacer mas preguntas y me aparte un poco de los tres. Parecía que la venganza había sido lo único que lo había movido hasta haberla cumplido, me preguntaba que cosas tendría ahora en mente, y esperaba que hubiera superado por completo todo aquello del pasado.

Ya hacia bastante tiempo que era de noche. Cansada, cerré los ojos y me perdí en mis pensamientos hasta quedarme dormida.

Todos se habían quedado dormidos en la parte de atrás del carro y me hallaba solo junto al silencio de la noche y los cascos de los caballos, que ya estaban cansado. Paramos junto a un pequeño manantial natural que brotaba de lo alto de una roca, formando una pequeña casada y un lago en donde terminaba. Solté a los caballos y los acerqué para que bebiesen. Llevaba todo el rato pensando en la continuacion de mi historia. Suspiré, meses antes de convertirme en guardian había hecho otra promesa que debía cumplir, y lo haría con gusto y gozo. Volví a enganchar los caballos y observe de reojo como todos dormian. Me quede sentado en la hierba hasta que los primeros rayos de sol bañaron aquel bello lugar.

Aquella noche dormí mal, no dejaba de pensar en la terrible historia de Keray, mi vida había sido un campo de flores comparada con la suya. Me desperté con los primeros rayos del sol y salí del carro, estabamos parados en una esplanada, al aldo de un manantial que brotaba desde las rocas, en la hierba estaba sentado con las piernas cruzadas Keray, con gesto sombrio, nada mas levantarme me miró.

-¿Cuando partimos?-Tragué saliva, no sabía que tono usar con él.

Me quedé mirandole unos segundos, se le notaba nervioso, no sabía como tratarme seguramente.

-En cuanto desayuneis todos-Miré a la fogata encendida y la bandeja que había al lado, la cogí y se la ofrecí-He preparado huevos y salchihas, tambien he tostado pan-Sonreí.

Me levante con velocidad y él se sento a comer, me acerque al carro y miré dentro, la princesa me miro y suspiré.

-Cuando hayais desyaunado todos partiremos, tambien podeis lavaros en el manantial si quereis.

Cogí mi Sable-pistola ylo guarde en su vaina, despues me areque al manantial y me lave la cara, tenía unas ojeras que causaban en mi un aspecto deplorable.

-Vale.-respondí automáticamente, aunque ni siquiera recordaba qué había dicho Keray. No había dormido demasiado bien y me dolía un poco la cabeza, pero por lo demás todo estaba bien.
Bajé del carro, dejando a Zael ahí y me encontré con James desayunando. Lo saludé y fui directamente al manantial, no tenia ganas de comer nada. Me acerqué al agua y me mojé la cara para despejarme. Fue entonces cuando observé el lugar en el que nos encontrábamos: era un paisaje muy bonito, perfecto para quedarse mas tiempo. La tranquilidad y la calma que allí se respiraba eran extremas, y se agradecían.
Pasaron unos minutos y, como todos estaban ocupados, decidí sentarme en el borde del agua y esperar.

Cuando termine de lavarme la cara di un rodeo por el lugar, estabamos protegidos por las montañas en todas direcciones menos por el sur, por donde habíamos entrado, era un lugar idoneo para construir una casa. Solo había que cerrar el techo. Volví con los demas y me quite la camisa, sin importarme los pantalones me meti en el manantial y me dirigi a la ascada, me apolle en la pared, dejando que el agua aariciase mi cuerpo y cerre los ojos, tratando de relajarme.

Me había quedado solo con Zael, que aún dormía, y al terminar de desayunar me dirigí hacia donde Keray había indicado que se encontraba el manantial. Desde allí, además, llegaba a escuchar la cascada, y a pesar de que solo había pensado en mojarme la cara, me decidí por lanzarme al agua en el último momento, salpicando agua en todas direcciones. Se estaba realmente bien, echaba de menos los baños que había tomado en el río, en las tierras del Invierno, cuando era verano e incluso en primavera. En invierno y finales de otoño, el agua estaba demasiado fría como para resistirlo.