Evolución

- Veamos, ¿me permites ver tu mano, James?- Se la tendí, y este fue a tocarla, aunque se detuvo un segundo antes de llegar siquiera a rozarme. Dejó allí su mano, cómo si dudara, y finalmente cerró los ojos y colocó un solo dedo, que retiró al segundo. Le miré la cara en todo momento, y casi pude ver la sombra de miedo en sus ojos un solo instante antes de volver a su semblante impenetrable.
- Dime, James...- Comenzó- ¿Podrías contarme como te hiciste esta marca? Es importante saber, sobre todo, quién te la hizo.
Le relaté la historia, o al menos lo esencial de ella. Su rostro pareció querer saber más, y le conté incluso el incidente en el castillo, en mi habitación, cuando Zael intentó acceder a mis recuerdos.
- No me cabe duda- Asintió sabiendo de alguna forma que había terminado, que era todo lo que sabía- Se trata de una magia antiquísima.
Zael respondió algo que no llegué a entender, o no del todo. Alguna teoría sobre la procedencia del tatuaje, planteó la posibilidad de que la magia que contenía fuera la de los primeros magos. No me gustó como habían sonado aquellas dos palabras, pero cuando Raikyon le respondió, no pude evitar estremecerme ante lo que estaba sugiriendo.
- No, nada de eso. Hablo de una magia muy anterior. Una magia más antigua que el mismo universo.

En cuanto oi salir aquellas palabras de sus labios senti como si todo mi cuerpo reverberara en su interior. Note que me ponia livido y que necesitaba sentarme.
- N-...no estara hablando de...magia divina, ¿verdad?

- Hay quien no cree en los dioses, hay quien si. Pero todos creen que nuestro mundo se ha creado con magia.- Fue su respuesta- Porque la gente cree en la magia. Sus ojos pueden verla, y atribuyen a la magia todos los misterios que no alcanzan a comprender. Como la relación que los antiguos dioses del invierno mantenían con sus armas, o como la facilidad de algunos hombres para montar sobre dragones. Aunque si quieres mi opinión, todo eso no es magia. Eso lo hacen los dioses. Los dioses hacen héroes, con pedazos de su infinita perfección.
Permanecimos en silencio, sin saber que decir. Meditando sus palabras.
- Estamos en época de paz. Y en la paz, no se forjan héroes.Aunque tal vez, se avecine una guerra. Y tal vez, tu seas un héroe- Terminó- Será mejor que no os aburra más con mis historias. Siempre me ha apasionado el estudio de las divinidades. Me gustaría pediros que os alojarais en la ciudad un tiempo, aunque me temo que no soy quien. Si lo hacéis, decidme dónde, y os mantendré informados de lo que averigüe respecto tu marca. Zael, ¿te gustaría que trabajáramos un tiempo codo con codo?

- ¿En serio? ¿Trabajar...con usted...un Serafin?
- Si, no se cuantos mas Serafines ves tu por aqui - dijo riendo. Obviamente se esperaba aquella reaccion, rara vez se ofrecian a trabajar con otro mago que no fuera del consejo.
- Seria un honor señor - añadi con respeto y felicidad.
- En cuanto al alojamiento, puedes instalarte en la Torre si lo deseas. Y usted principe - dijo con una reverencia - puede alojarse tambien en la misma, o si lo ve mas de su agrado puede quedarse en el castillo de nuestra reina. Lo dejo a eleccion suya.
Aquello me impresiono, no esperaba que mostrara aquel respeto por James...seguramente seria a causa de la marca

Me hallaba en la zona de entrenamieento, en las afueras del castillo, preparando mis grandes habilidades con el Sable pistola. Había llegado al castillo dos años atras, cuando me habian nombrado guerrero experto. No había resultado nada dificil el cambio, pues en la academia no tenía amigos, todos me tomaban por un ser frio, antipatico y antisocial, pero me daba igual, yo tenía mis motivos. Me habían trasladado al Reino de verano para ser el guardaespaldas de la princesa, tarea ciertamente dificil, pues la princesa se pasaba los dias pidiendome escaparnos del castillo, de incognita, para cosas multiples. Lo unico que me estresaba de la princesa, era que intentaba conocerme, me tomaba como a un amigo, y me pedia las cosas por favor, en vez de darme una orden. Soy su guardaespaldas, no su amigo, aunque era la persona con quien ams tiempo pasaba...

Golpeé con fuerza uno de los maniquis, que se partio en dos pro la cintura, con un balazo en el abdomen.

-¿Estoy cogiendola cariño?-Me pregunte a mi mismo en un susurro-No, no puedo, es solo que debo protegerla, debo hacer que no al ase nada, no es pr que quiera, son ordenes.

Volví a arremeter con otra figura de plastico, que se quedo sin piernas y con un balazo en la cabeza. Cuando terminé el entrenamiento, guarde el Sable pistola y entré en el castillo, en dirccion a los aposentos de la princesa. Llamé a la puerta y esperé con tranquilidad a que me habriese, cuando lo hice la miré.

-¿Que quiere hacer hoy, su señoria?

Ya había terminado de practicar magia con Eyleen, una maga bastante poderosa, que había venido desde la Torre Roja poco después de que yo naciera con el único propósito de enseñarme todo lo que sabe. Salí de la clase y pase casi media hora en silencio, en mi cuarto, pensando que hacer esa tarde.
Abrí la puerta para encontrarme con Keray. Después de dos años seguía sin llamarme por mi nombre, y mira que se lo había dicho veces. Se esforzaba demasiado en mantener las distancias, y yo estaba empezando a plantearme la posibilidad de ignorarlo, porque eso es lo que se estaba buscando. Claro que mi educación no me permitía hacer o decirle algo así

-Hola...Pues no se, no he pensado en nada. ¿Alguna sugerencia? .

Me quede mirandola. Llevaba ya dos años con ella, y lejos de mis obligaciones, me gustaba pasar las tardes con ella, en el fondo no era molesto slair de la rutina y acompañarla a hacer cualquier cosa, mire al suelo y suspire. ¿Amigos? Tenía que protegerla, no habia porque no...

-No se, habia pensado que practicasemos tus habilidades buscando bandidos que encarcelar, si te parece bien, a demas, tengo que hablar contigo

- Muchas gracias, aunque creo que preferiré Quedarme aquí- Dije mirando a Zael, que asintió. Durante el viaje no había dejado de ser mi protector, y si mi respuesta hubiera sido diferente, habría comenzado a tirarse de los pelos por ello. Además, era lo mejor, el lugar mas seguro de todo el reino del verano era la torre roja. Nos mostraron nuestras habitaciones, y me acomodé en la mía.

-¿Así es como tienes pensado protegerme?-dije sonriendo. Encarcelar bandidos no era la actividad menos peligrosa del mundo, desde luego, pero al menos sonaba entretenido.-Bueno, está bien.

Aunque me había llamado más la atención eso de "tengo que hablar contigo", teniendo en cuenta que nunca se había esforzado en mantener una conversación, aquello me resulto extraño. En aquellos dos años, a pesar de que me enseñaba esgrima y estaba detrás mía "protegiéndome" cada vez que ponía un pie fuera del castillo, no había descubierto nada de el, seguía siendo un desconocido.

Entramos en la ciudad, no sin antes avisar de nuestra salida. A mi rara vez me dejaban salir sola, y solo si decía adonde iba. Según ellos era "por mi seguridad", pero tampoco es que fuera a perderme en el camino.
-Bueno, ¿de que querías hablar?

Me quede mirandola mientras andabamos. Jamas habia pronunciado semejantes palabras, pero, ¿Por que iba a negarme a ser su amigo? Sabiendo sus pensamientos y sentimientos pdoria protegerla, fisica, psiquica y sentimentalmente.

-Oye...-Mire al cielo, no sabia como expresarlo-¿Soy antipatico? ¿Verdad?...-Suspiré-Oye... ¿Somos amigos? ¿O solo soy un protector y profesor mas?

-Claro que somos amigos. O podríamos serlo, porque casi que no te conozco.-contesté. Esa era la primera vez que lo veía dudar, o al menos estaba un poco nervioso.- Y no creo que seas antipático, quizás demasiado reservado. Pero bueno, nadie es perfecto, ¿no?

Sonreí. Por primera vez en muchos años sonreí.

-Si... me conceras, tranquila-Miré al cielo y suspiré- Tengo algo para ti.

Rebusque en mi mochila y saque una vaina con una espada, la acaricié con cuidado y se la entregué.

-La he forjado yo mismo para ti. Espero que la trates con cuidado, es una muestra de... del cariño... que te he cogido en estos dos años-Miré a otro lado. Ya estaba dicho, no había vuelta atrás.-Protegerte es mi obigación, conocerte una opción que he escogido, Alisha-Volví a sonreir.

Nos dirigimos a la puerta sur, pasando por la Torre de Roja.

Salía de la habitación, con tal de husmear un poco por la ciudad. Zael permanecía en la biblioteca, donde por lo visto había mucho más material para buscar información sobre mi marca en la mano. Me dirigí hacia allí para saber si pensaba pasar mucho tiempo más allí o si por el contrario iba a acompañarme a visitar la ciudad. Sin embargo, al pasar por delante, la puerta estaba entreabierta, y con Zael el serafín de la torre, acompañado de su consejo de magos. Decidí no molestar
Hacía calor, y la ciudad hervía de gente. No sabía a donde dirigirme, de modo que fui a aquel edificio que sobresalía al resto, el castillo de la reina del verano, en el centro de la ciudad.

Ibamos andando hacia la salida cuando un grupo de ladrones se quedo mirandonos. Suspiré. Nos habian reconocido.
-Creo que deberiamos volver, nos hanreconocido.

Radpiamente dimos media vuelta, en direccion al castillo, cuando llegamos a la puerta algo me llamo la atencion, un joven mirando la puerta, tenia un tatuaje extraño en la mano. ¿eso era? ... no, no podia ser... tenia que ser una equivocacion.. suspire y me acerque.

-Hola ¿quie eres?

- Pero eso es imposible, si Raikyon tiene razon esa magia seria divina, y hace siglos que los dioses no intervienen en los asuntos mortales, no desde que... - agrande los ojos cuando todas las piezas del rompecabezas empezaron a encajar. Raikyon no hizo mas que confirmarmelo cuando levanto la cabeza del libro en el que estaba zambullido.
- Tal y como sospechaba la marca de James Weng es la Marca de los antiguos heroes - vi como se le nublaba la mirada - si lo dioses se han vuelto a involucrar, todo esto solo puede significar una cosa...guerra.
Senti como si me hubieran golpeado con un mazo. En cuanto pude reaccionar sali disparado de la sala del Consejo. Si aquello era verdad, James podria encontrarse en problemas en ese mismo momento.

Me quedé mirando al chico que me había preguntado, sin atender a quien le acompañaba.
- Me llamo James- Dije, sin saber si debería dar a conocer mi apellido y mi condición del príncipe del invierno- Solo pasaba por aquí, quería ver el castillo de cerca- Aunque entonces, caí en la cuenta de que conocía a la chica que iba con él. Y lo mas probable, es que ella me reconociera también. Nos habíamos visto antes, aunque hacía ya muchos años, cuando mi padre se dirigió al sur para visitar a la reina- ¿Princesa Alisha? No os había reconocido, ha pasado mucho tiempo. ¿Quién os acompaña?

Llevaba ya media hora dando vueltas sin encontrar a James, cada vez estaba mas preocupado. Poco a poco sin darme cuenta me iba acercando al castillo de la reina.
Iba divisando entre toda la gente de la ciudad hasta que por fin lo vi...hablando con dos extraños que, por lo que yo sabia, podrian querer atacarle. Una de ellos no tenia mucha pinta de bandido, pero el otro inspiraba desconfianza.
¿Como podia haber sido tan estupido? Logicamente James podia defenderse el solito, pero yo era su Guardian y amigo, deberia estar a su lado tanto si necesitaba mi ayuda como si no.
Sin pensarmelo dos veces me transporte justo al lado de James, el cual dio un pequeño respingo.
- Tengo que hablar contigo James...es muy importante - dije seriamente - A todo esto, ¿quienes son tus..."amigos"? - añadi mirando directamente a los ojos castaños de aquel chico, dandole a entender que mas le valia no dar un paso mas.

Sonreí desfaiante y di un paso hacia adelante.

-Soy Keray Lenheart, tu debes ser el guardian del principe James, yo soy el guardian de Alisha-Mire la marca del principe-Me parece que hay algo que quiero que me exliques, Zael ¿Me equivoco?

-Ya habrá tiempo para las explicaciones. Además, me gustaría saber qué os ha traído por aquí, príncipe James. Si no recuerdo mal, vuestra ultima visita fue hace casi seis años.

Me acordaba bastante bien, al igual que todos los ciudadanos. Cualquiera recordaría un acontecimiento tan importante, ya que pocas veces ocurría, y aquella fue solo para "renovar" el acuerdo de paz entre ambos reinos. En esa ocasión habían acudido el rey y el príncipe, pero ahora no había ni rastro del rey y no entendía que hacia el príncipe por aquí solo.
Me quede mirándolos a los dos un momento. A pesar del tiempo, James no había cambiado tanto como para no reconocerlo, pero del que no sabia nada era de su nuevo guardián. Me disponía a preguntar sobre él cuando me di cuenta de que estábamos empezando a llamar la atención, y no tenia ganas de que me reconocieran ni de montar una escena.

-Vamos, al castillo.

Los dos aceptamos sin rechistar, pues estabamos llamando la atencion demasiado.
Ni siquiera me fije en el interior del castillo. Odiaba las construcciones. Amaba los bosques y la naturaleza.
Llegamos al Gran Salon del castillo y nos sentamos en unos sofas situados en el centro de la sala. Enarque las cejas, haciendo una pregunta muda.

Miré a Zael y a James y sonreí.

-La marca. ¿Las leyendas vuelven a no ser leyendas?-Suspiré, aun no era relevante informar sobre la marca de la princesa, pimeo necesitaba epxlicaicones, si eran de fiar confiaria mi informacion a sus mentes.-Bueno, no importa-Mire a James- ¿que te trae por aqui?

- Precisamente, habíamos venido a averiguar de qué se trataba la marca- Dije, enseñándosela, sin ningunas ganas de contarle como había ocurrido todo- Zael creyó que podríamos encontrar información en la Torre de la Magia Roja, y yo había decidido dar una vuelta por la ciudad mientras él trabajaba con el serafín de la torre y su consejo en obtener información.

-En la Torre de la Magia Roja encontrareis todo lo que debeis saber, pero tal vez la informacion no sea de vuestro agrado, majestad-Dijce con un dulce tono respetuoso.

Me quede un rato pensativo y mire a Alisha ¿querria ella contar lo de su marca?

Le devolví la mirada a Keray, extrañada. ¿Esperaba que dijera algo? No tenia pensado hacerlo, en parte porque no sabia si confiar en ellos totalmente, y en parte porque no tenia mucho que decirles.
Prefería esperar a que empezaran a hablar sobre la marca del príncipe, parecía interesante. Mas tarde decidiría si contarles algo, pero de momento escuchar seria lo mas prudente.
En ese instante de silencio recordé que tenia que avisar a mi madre de la presencia del príncipe del invierno en nuestro castillo, sin duda a la reina le encantaría la noticia.

Sonreí, podía casi adivinar lo que estaba pensando Alisha mientras me miraba y, sin duda, tenía razón, aun no sabíamos si eran de fiar, había que esperar. Adivine lo ultimo que pensaba he hice un getso hacia la puerta.

-Alisha ¿Por que no vas a avisara tu madre de la llegada del principe, pero con disimulo, que no se entere nadie mas.-Sonreí, era de las primeras veces que la llamaba por su nombre